¡Bienvenidas abejas!

Las abejas, así como otros insectos polinizadores son excelentes bioindicadores de la calidad del medio ambiente. Más que como un peligro o un estorbo, su presencia en nuestras ciudades debería valorarse como una auténtica bendición.

El tratamiento que, hasta hace poco, se les ha dado a estos insectos podríamos calificarlo de cualquier manera menos indulgente. Basta con recordar que hasta no hace mucho, la presencia de un enjambre urbano se resolvía fumigándolo directamente con un insecticida.

Afortunadamente estas prácticas tan agresivas se han ido sustituyendo por otros enfoques radicalmente distintos.  Primero fueron las grandes ciudades americanas y europeas las que empezaron a dar la bienvenida a las abejas. Más recientemente muchas poblaciones de tamaño medio también han fomentado la apicultura urbana en su entorno.

En todas estas urbes existe ya una sensibilidad y una aceptación de que a las abejas hay que cuidarlas y respetarlas.

¿CÓMO PODEMOS AYUDAR A LAS ABEJAS?

 “¡Una abeja!”, grita alguien mientras se levanta apresuradamente de su mantel de picnic, derramando el zumo de manzana y agitando los brazos, tratando de alejarse de esta criatura voladora. ¿Te resulta familiar esta situación?

Mucha gente tiene miedo de las abejas. ¿Por qué? Parecen extraterrestres, tienen aguijones y sus picotazos duelen más de lo que creemos, algunas personas son muy alérgicas a sus picaduras e incluso pueden perder la vida. Pero, contrariamente a nuestros temores, las abejas no son insectos agresivos y no atacan a los humanos a no ser que las provoquen. Si se te acercan, es porque tienes algo que les resulta apetitoso... Y si supieras todo lo que hacen por ti, ¡estarías encantado de compartir tu comida o bebida con ellas!

Los agricultores y los responsables políticos tienen un papel importante que desempeñar en la protección de nuestros polinizadores. Pero también hay cosas que nosotros podemos hacer.

 Seis razones para estar agradecidos a nuestros polinizadores y seis consejos para mostrar esta gratitud:

1. Mejoran nuestras dietas al proporcionar alimentos ricos en micronutrientes. No todos nuestros cultivos alimentarios necesitan ser polinizados; por ejemplo, el arroz, el trigo y las papas sobrevivirían incluso si nuestros polinizadores no lo hicieran. Sin embargo, muchos de los alimentos muy nutritivos y ricos en micronutrientes -como las frutas, algunas hortalizas, semillas, frutos secos y aceites-, desaparecerían si no hubiera polinizadores. 

Consejo: ¡Devuelve el favor! Da a las abejas alimentos que les gusten cultivando plantas autóctonas en tu jardín (Flores Melíferas). Las plantas y los polinizadores tienen una relación mutuamente beneficiosa y simbiótica. Se necesitan los unos a los otros para sobrevivir y, por tanto, han evolucionado acordemente. Las plantas autóctonas son las que mejor se adaptarán a las abejas autóctonas. Cultivar una amplia variedad de plantas autóctonas que florezcan en diferentes épocas del año puede resultar muy beneficioso para los polinizadores.

Antes de comprar plantas en un vivero convencional, infórmate bien sobre su procedencia, pues suelen estar tratadas con agroquímicos, y te los llevarás a tu jardín. Si acudes a una gran superficie de jardinería en plena primavera y no ves a ningún polinizador, es muy posible que las plantas estén tratadas químicamente.  Busca mejor en viveros ecológicos. 

2. ¡Nos dan miel! ¿Sabías que de las más de 20.000 especies de abejas solamente 7 producen miel? ¡Las abejas melíferas occidentales producen 1,6 millones de toneladas de miel cada año! Este maravilloso producto es un edulcorante natural que tiene también propiedades antibacterianas y antisépticas. La miel ha formado parte de la civilización humana desde hace miles de años. Los antiguos egipcios utilizaban la miel con fines medicinales –por ejemplo para curar heridas–; también usaban cera de abejas para embalsamar cadáveres y obtener luz artificial. Hoy en día, productos como la miel, la cera de abejas y otros subproductos proporcionan ingresos adicionales a las familias rurales. 

Consejo: Compra miel pura a los agricultores locales. Si consumes miel, procura que sea ecológica (respetuosa con las abejas y la fisiología del panal) y multiflora (uno de los problemas de las abejas es la falta de diversidad vegetal / alimento).

Compra miel nacional, lo más local que puedas. De ese modo estás ayudando a la agricultura de proximidad. Siempre que adquieres un producto ecológico en alimentación, estás ayudando a la salud y diversidad de los ecosistemas.

3. Destacan por su ética profesional. Una sola abeja melífera suele visitar unas 7.000 flores al día, y se necesitan cuatro millones de visitas para producir un kilo de miel. Cada abeja forma parte de un equipo que trabaja incansablemente para contribuir al crecimiento y productividad de su colmena recolectando la máxima cantidad posible de polen, polinizando al mismo tiempo numerosas especies de plantas. Esta dedicación incansable ha dado lugar a la expresión “ocupado como una abeja”. 

Consejo: Recompensa a estas atareadas criaturas proporcionándoles agua. Estos pequeños insectos necesitan agua después de estar revoloteando todo el día.  Dejar un cuenco poco profundo con agua limpia y piedras o palos para que las abejas no se ahoguen es una buena manera de facilitarles un lugar de descanso y refrigerio. 

4. Mejoran el sabor de nuestros alimentos. Las plantas polinizadas adecuadamente producen frutas y hortalizas más grandes, uniformes y sabrosas. Las plantas evalúan cuánto esfuerzo necesitan para producir una fruta o una hortaliza. Si una planta no se ha polinizado adecuadamente, no invertirá necesariamente sus recursos de manera uniforme, produciendo en consecuencia frutas y hortalizas deformes o blandas. ¡Una manzana deformada, por ejemplo, podría significar que la polinización de la planta ha sido insuficiente o desigual! 

Consejo: Evita los plaguicidas, fungicidas o herbicidas en tu huerto y jardín. Pueden acabar con los polinizadores y envenenar las colmenas con néctar contaminado o polen traído por las abejas de plantas  contaminadas. Trata de encontrar soluciones naturales para combatir las plagas en las plantas de tu huerto. 

5. Aumentan la producción de alimentos y la seguridad alimentaria. Un estudio realizado en varias explotaciones agrícolas pequeñas encontró que cuando la polinización se gestionó adecuadamente, el rendimiento agrícola aumentó de media un 24%. Las abejas y otros insectos polinizadores están mejorando la producción de alimentos de 2 000 millones de pequeños agricultores en todo el mundo, ayudando a garantizar la seguridad alimentaria de la población mundial. La obtención de miel de colonias de abejas silvestres continúa siendo también un componente importante de los medios de vida de las poblaciones que dependen de los bosques en muchos países en desarrollo. 

Consejo para los agricultores: Creen un hábitat adecuado para las abejas para garantizar la polinización. Deje algunas zonas de la explotación agrícola como un hábitat natural. Levanta setos con plantas autóctonas que florezcan en diferentes momentos del año. Reduce el empleo de plaguicidas y mantén intactos los lugares donde anidan las abejas. 

6. Mantienen la biodiversidad. La polinización es uno de los procesos más importantes de la naturaleza que contribuyen a la biodiversidad. Ayuda a producir una gran variedad de plantas, muchas de las cuales también son cultivos alimentarios. Se estima que el 90 por ciento de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse. Y aunque a menudo se pasa por alto, las abejas y la apicultura forestal contribuyen igualmente a mantener los ecosistemas forestales, ya que la polinización ayuda a regenerar los árboles, lo que a su vez contribuye a conservar la biodiversidad forestal. 

Consejo: Amplía tus conocimientos sobre las abejas y supera tu miedo. Si estudias a estas criaturas, comprobarás que no suelen ser peligrosas. No todas las abejas pican y las que sí lo hacen, tienen una razón para hacerlo. La picadura y la enjambrazón son mecanismos de autodefensa. Las abejas no atacan a los humanos intencionadamente. Comprendiendo mejor cómo respetarlas, puedes evitar encuentros indeseados y aprender a vivir en paz con estas criaturas tan necesarias. 

Haz peticiones a tu gobierno o ayuntamiento para que incluyan plantas con flores que comen las abejas, como las melíferas, y para pedir que no usen pesticidas que les resultan dañinos a la hora de cuidar las zonas públicas ajardinadas de tu localidad. 

Y ayuda a que corra la voz:

 ¡puedes convertirte en un defensor de las abejas!